Aquí voy con mi canasto de tristezas a lavar, al estero del olvido, dejen, déjenme pasar. Lunita, luna, no me dejes de alumbrar. Tu cariño era el rebozo y nos abrigó a los dos, lo manchaste una mañana cuando me dijiste adiós. Lunita, luna, no me dejes de alumbrar. En la corriente del río he de lavar con ardor la mancha de tu partida que en mi pañuelo dejó. Lunita, luna, no me dejes de alumbrar. Soy la triste lavandera que va a lavar su ilusión, el amor es una mancha que no sale sin dolor. Lunita, luna, no me dejes de alumbrar.